lunes, 19 de mayo de 2008

Nuestro mayor temor

Una de mis películas favoritas es "Juego de Honor (Coach Carter)".
En ella un entrenador de basket ball lleva su entrenamiento más allá de la cancha y hace que los jóvenes entiendan que para ser campeones no basta sólo con ser buenos en el deporte que practican, también hay que ser buenos en todo lo demás.
La mejor escena es cuando uno de sus muchachos se pone de pie y le dice lo siguiente:
"Nuestro más grande temor no es ser incompetentes.
Nuestro más grande temor es saber que tenemos un potencial inmensamente grande.
Debe ser nuestra luz, y no nuestra oscuridad, lo que más nos debe asustar.
Si vivimos en pequeño, timidamente, no le seremos útil a nadie, porque no hay nada de honorable en hacerse de menos, en encogerse, sólo para que los demás se sientan cómodos con su tamaño.
Todos estamos destinados a brillar, no solo algunos, sino todos, y al dejar que nuestra luz brille, inconscientemente le damos permiso a otros a hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros..."
En seguida el muchacho mira a su entrenador, le da gracias por lo que han logrado, y luego dice: "Usted salvó mi vida"

Usualmente comprendemos que tenemos potencial para ser grandes, cuando encontramos a alguien más grande que nosotros. A mi me pasó, a usted seguramente también le pasará.

Así que apresúrese a encontrar a alguien que sea más grande que usted, alguien que lo inspire, alguien que lo haga crecer. No tenemos el derecho de quedarnos pequeños, porque alguien más pequeño que nosotros nos anda buscando, y algun día nos encontrará, y querrá ser como nosotros, y quizá podamos salvarle la vida. Sigamos el ejemplo de Jesús, Él ya lo hizo.

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